Ramón María-Dolores
Incrédulo y
pasmado me he quedado está mañana al saber el fallecimiento de Ramón María-Dolores,
mediante el email que hemos recibidos de José Alcalde en la Facultad de
Economía de la Universidad de Alicante. Incrédulo por sorprenderme buscando su
esquela (ya que no quería creer el email) en vez de sus obras. Si bien es
cierto que sabía que estaba enfermo pensaba que ya estaba recuperado o en
proceso, y lo hacía dando clase, ya que volvió después del tratamiento; también
porque siempre me sorprendió su vitalidad, energía y alegría y no podía imaginármelo
de otra manera. Pero no es así.
Yo conocí a Ramón en la Universidad
de Murcia, en una asignatura sobre macroeconomía en cuarto de Economía; yo
venía de Empresariales, así que no tenía demasiada idea de su asignatura e
infinidad de preguntas le hice, en parte porque no sabía demasiado y por otra
parte por que me encantaba la asignatura. Un día en el que le hice no pocas
preguntas e interrupciones en clase, me pidió que me quedara; yo esperaba un
tirón de orejas por cansino, sin embargo me propuso otros temas para que
dedicara el tiempo más interesantes.
Pronto su ayuda y consejos se
extendieron más allá de la asignatura, fomentando mi intereses y curiosidad en
estos en la macroeconomía y econometría. Durante el siguiente curso, pedimos
una beca de colaboración y pese a que él pasó ese curso en la Universidad de
Oxford, siempre tuvo tiempo para responder a mis dudas y preguntas sobre los
temas en los que trabajábamos. De aquella experiencia aprendí mucho.
En gran parte por su apoyo y estimulo
decidí seguir estudiando economía y hacer el doctorado, en mucho me ayudó y no pocas cartas de recomendación
me escribió, para que continuará mis estudios, como actualmente hago en la
Universidad de Alicante.
Mirando atrás creo que si no hubiera
sido por él, muy distinta sería hoy mi vida. Su ejemplo, dedicación, esfuerzo y
obra perduraran en el tiempo y solo me queda darle las gracias, como mentor y
profesor.
Así que mi más sincero pésame a su
pareja, familia y seres queridos. Y solo contarles el aprecio que por él sentimos
sus alumnos, como la tristeza embarga hoy nuestro corazones y más de uno nos sentimos un poco más huérfanos hoy.
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